lunes, 23 de junio de 2014

Ataque por el sur (II)

Los visigodos siempre habían querido ser como los romanos. Los musulmanes, en cambio, tienen una cultura alternativa completa, la árabe, que se apoya en una nueva religión, el Islam.

Hasta la llegada de los árabes, el territorio se articula en torno a  cada ciudad y los asentamientos  rurales forman parte de ellas. Así, hablar de Sagunto es hablar también de los campos de Sagunto, del ager saguntinus. Ahora, el territorio se organizará en torno a tres elementos: La ciudad, que queda reducida a su ámbito estricto, los castillos, y las alquerías.  

La diferencia principal reside en que los asentamientos rurales tienen una vida propia, más independiente de las ciudades. Por ello, tienen que garantizarse su propia defensa, y los castillos tienen precisamente esa función: servir  al sistema defensivo del campo.

La desvinculación entre la ciudad y el campo juega a favor de las ciudades, al contrario de lo que había sucedido en el periodo de dominación visigoda en el que las ciudades perdieron importancia.

Esto tiene su lógica dentro del marco social y político del que forman parte unos y otros. La vida en la ciudad romana refleja la complejidad de la estructura institucional. Los visigodos, aunque tratan de usufructuar el imperio, tienen unas instituciones políticas mucho más simples que no son capaces de hacer servir las distintas funciones que se ejercen en las ciudades. Dejan de lado la ciudad para instalarse en el medio rural que les resulta más cómodo.

Los árabes, sin embargo, pertenecen a la tradición de los estados despóticos orientales. Son estados mucho más centralizados  en los que las distintas funciones del poder están concentradas en  pocas manos.

Hay que ir a la ciudad si se si quiere encontrar el conocimiento, el comercio de productos no estrictamente básicos, el lujo.

En las villas romanas se  encontraban las edificaciones más suntuosas y allí pasaban lo grandes el tiempo de descanso. En el modo de vida árabe estas cosas sólo se hallan en la ciudad.


En cualquier caso, el medio rural y el medio urbano  forman parte de algo mayor que es el estado islámico. Ese algo mayor, en los primeros tiempos de la dominación árabe está muy lejos: en Damasco o en Bagdad. Cuando el califato se independiza, la cabeza está más cerca, en Córdoba. Con las invasiones bereberes la sede principal está en el norte de África. 

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