miércoles, 28 de septiembre de 2016

LA EDAD DEL BRONCE EN EL ESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

La extensión de la cultura del vaso campaniforme
A finales del tercer milenio, o principios del segundo milenio a. de C., empieza a haber cierta actividad metalúrgica en el este de la península ibérica. Esta actividad surge dentro del contexto de un forma de vida que los arqueólogos identifican como cultura del vaso campaniforme, en la que el vaso campaniforme es una cerámica de lujo, que junto con las armas de cobre, los brazales de arquero, las joyas de oro (muy raramente en plata) y los botones con perforación “en v”, forman parte de un “paquete de objetos de prestigio” difundido por procedimientos comerciales. 

Lo relevante es que este tipo de cerámica quedó restringido al uso de una élite, y esa es la clave, la existencia en ese tiempo, la segunda parte del tercer milenio, de un élite ávida de bienes de prestigio, entre los que se encontraba el vaso campaniforme, representativo de una moda, una vajilla de lujo usada por las élites europeas en ceremonias sociales asociadas a la bebida, empleada también en pactos políticos, transmisión de conocimientos y alianzas matrimoniales; que sirvió para beber cerveza o hidromiel. Pero también fue usado en algunos casos como un recipiente de reducción para fundir minerales de cobre. Todo ello representativo de una forma de vida extendida por buena parte del sur y el oeste de Europa.

La actividad metalúrgica se va generalizando en el este de la península ibérica en la primera mitad del segundo milenio, llegando a las comunidades locales más o menos pronto dependiendo de su proximidad a los centros de aprovisionamiento. La base de la fabricación de bronce es el cobre y éste es el que ya estaba presente en la cultura campaniforme. la pericia metalúrgica que se difunde ahora es la del aprovechamiento de otros metales. 

A la vez que se aprenden la técnicas metalúrgicas, tiene mayor importancia localizar minas que proporcionen también localmente los minerales necesarios. De todas las aleaciones del cobre con otros metales la que va a resultar más útil es la del estaño, para dar bronce, la aleación que va a dar nombre a toda la Edad.














jueves, 22 de septiembre de 2016

CRONOLOGÍÁ BÁSICA DE LA EDAD DE LOS METALES EN EL ESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA HASTA LA ROMANIZACIÓN

EDAD DEL BRONCE 

(1900  - 700  a. de C.)

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Bronce LEVANTINO-IBÉRICO antiguo:
1900-1600 a. C.

Bronce LEVANTINO-IBÉRICO medio: 
1600-1300 a, C.


Bronce LEVANTINO-IBÉRICO tardío:

1300 y el 1.100 a.C.

Bronce LEVANTIINO-IBÉRICO final:
1.100- 700 a. C.



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Nota: la denominación "ibérico" es problemática durante el bronce porque todavía no se ha producido el proceso de iberización. LLamarle valenciano puede es una opción aunque Valencia no se funda hasta el 138 a. de C. La identificación simplemente geográfica de levantino puede ser quizás menos conflictiva.
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La Edad del Bronce en la Península Ibérica: periodización y cronología

Martín Almagro-Gorbea

http://www.cervantesvirtual.com/obra/la-edad-del-bronce-en-la-pennsula-ibrica---periodizacin-y-cronologa-0/01a24d12-82b2-11df-acc7-002185ce6064.pdf

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El territorio en el bronce valenciano. Estado de la cuestión





El Pic dels Corbs como modelo de interpretación de la edad del bronce en el norte del País Valenciano.
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EDAD DEL HIERRO
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HIERRO ANTIGUO (700-550). IBERIZACIÓN 

SIGLOS VII Y VI a.de C.: intensificación del comercio fenicio.



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GUERRAS PÚNICAS



226 a. de C. Tratado del Ebro



218. Sitio de Sagunto por Anibal

217- 211 a.de C.

Cneo Escipión al frente de la flota romana. Autor Albert Álvarez Marsal



217. Batalla naval del Ebro



215. Batalla de Dertosa




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EDAD ANTIGUA . ROMANIZACIÓN


138. a. de C. Fundación de Valentia



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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Ilercavones, edetanos, fenicios y griegos.El complejo mundo social íbérico.

En la zona central del este de la península ibérica, alrededor del año 700 a. de C., se están produciendo cambios importantes. 

Estamos en el periodo final de la Edad del Bronce y algunos aspectos básicos de la vida de los habitantes de este territorio empiezan a ser diferentes de aquello que fueron durante los dos milenios anteriores. Se está saliendo de la Edad del Bronce para entrar en la Edad del Hierro. Algo que al otro lado del Mediterráneo, en el Egeo, se había producido unos cientos de años antes, tras las invasiones dorias, el fin del sistema palacial micénico, la caída del imperio de los hititas y el ascenso de los asirios, entre otros acontecimientos importantes.

Por el relato de los historiadores antiguos, parece que los habitantes al norte y al sur del río Mijares (Idubeba según PLinio) se sentían y hacían sentir a los de fuera que pertenecían a pueblos distintos: los edetanos habitando las tierras entre el Jucar y el Mijares, y los ilercavones en el territorio entre el Mijares y el Ebro. Más al sur del Jucar, hasta el Segura, quedarían todavía otros, que siendo parecidos, no se sentían tampoco iguales: los contestanos.

Son precisamamente los contactos con ese otro lado del mediterráneo, que ya estaba eb otra fase, los que directa o indirectamente, van a tener gran influencia en los cambios que se están produciendo. 

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En tierras de los ilercavones, al norte del río Mijares, encontramos establecimientos próximos a la costa que se abren indudablemente al comercio fenicio y, a su vez, constituyen vías de penetración hacia el interior, 

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Edetanos
Al sur del Palancia, sin embargo,  la configuración de la costa no ofrece lugares aptos para esta clase de establecimientos puesto que las desembocaduras del Turia y del Júcar son zonas pantanosas y de marjales y la Albufera (de Valencia) ocupa una gran extensión, No hay puntos idóneos para el atraque naval hasta llegar a Cullera, aislada en su posición. Además la vía Heraklea o Hercúlea, según el trazado que se deduce de Estrabón  rehuía esta zona, bordeándola desde algún punto al sur de Sagunto hasta más al sur de Saitabi (Xativa), por lo que hasta después del 121 antes de J. C., como pronto, no se podía atravesar la zona inmediata a la costa.

Pasados quizás 200 años desde el inicio del Hierro, a partir del siglo V a. de C., podemos  ya distinguir los rasgos característicos de la cultura ibérica, constituidos por una respuesta indígena a los estímulos recibidos desde fuera y que se manifiestan paralelamente a una intensificación de las relaciones a través del Mediterráneo, marcadas, ya en esta época, por un predominio de materiales de origen y ascendencia griegos, lo que dará lugar a que la cultura ibérica tenga una matización clásica desde su inicio.

A pesar de todo,  la civilización ibérica no supone, con respecto a la de la Edad del Bronce, un cambio radical ni en la situación topográfica de los poblados ni en su estructura. En muchos aspectos, éstos recuerdan a los del Bronce, pero con ciertos matices diferenciales como el poseer, por regla general, una mayor extensión y una organización, en ciertos casos, más compleja. Aparecen por primera vez una serie de núcleos que podemos denominar ciudades, como el Castillo de Sagunto.

Junto a estos hábitats urbanos, que por una causa u otra adquieren una personalidad superior al resto de los poblados, existen otros que, si bien no llegan a la categoría de ciudad, pueden ser calificados de centros destacados. Todos ellos poseen una organización compleja, con casas que se distribuyen a lo largo de calles que pueden ser escalonadas cuando, para aprovechar la pendiente, se han construido terrazas artificiales descendentes; caminos de acceso desde la parte llana adecuados para el tránsito de carros, desagües para canalizar las aguas, aljibes, etc. Con sistemas defensivos provistos de torres de planta cuadrada o circular e, incluso en algunos casos, fosos excavados y recintos situados en lo alto de cerros con función puramente militar.

Alrededor de los grandes centros aparecen otros de menor importancia que constituyen un poblamiento rural, satélite de la ciudad principal. Esta población dispersa puede situarse en cerros y altozanos poco destacados y amurallados o en las partes llanas, al modo de  masías. 

Es durante este momento cuando se produce de forma definitiva el abandono de las cuevas como lugares de habitación.
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Con la cultura ibérica asistimos a la producción masiva de las cerámicas a torno, con un desplazamiento de las realizadas a mano de tradición indígena más antigua.

¿Cómo se introdujo esta técnica?

Para la la fase previa de primeras cerámicas a torno la influencia fenicia pudo ser fundamental. Pudo haber penetración de prototipos fenicios a través de contactos con la Turdetania (entre el Guadiana y el Guadalquivir) en la propia península, y contactos directos con fenicios llegados a la costa. El progreso en la técnica de fabricación y cocción, se produce quizás un poco más tarde a través de los contactos con el mundo griego que se van haciendo más intensos a partir del siglo V antes de J. C.,  lo cual explica también la imitación por parte de los iberos de formas de la vajilla griega clásica.

Por supuesto, otro hecho destacable es el la divulgación de uso del hierro, en armas, indumentaria y toda clase de útiles para la agricultura, la carpintería, o la albañilería. Se ha entrado de lleno en la Edad del Hierro.

Los útiles de la agricultura se hacen más diversos y a la par se introducen nuevos cultivos que serán básicos en los siglos siguientes y que son además muy rentables: el olivo, la higuera,  la vid y algunas hortalizas.

Cambios en las técnicas y nuevos cultivos favorecen a aquellos que por alguna razón son capaces de utilizar mejor esas técnicas y rentabilizar esos cultivos, y con ello, se acentúan la diferencias entre unos y otros y se hacen más marcadas las diferencias sociales.

La estructura social cambia, y cambian también los ritos, y algunos individuos se introducen en la técnica de la escritura y en nuevas expresiones artísticas.

La cuevas se relegan a lugares de culto reflejando el modo de culto existente en el mundo griego. 

El modo de escribir, de izquierda o derecha o vicevesa, indica quizás las distintas influencias en este territorio desde la turdetania o desde el mundo griego y fenicio , y ofrece motivos para discutir cuáles fueron las  primeras, cuáles las predominante o si convivieron. 

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La iberización en el País Valenciano

D. FLETCHER, E. PLA, M. GIL-MASCARELL y C. ARANEGUI

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Quizás la influencia de los fenicios fue mayor al norte del Mijares, y la de los griegos al sur, marcando las diferencia ente edetanos e ilercavones. O quizás incluso fue esa diferencia la que les hizo percibirse y ser percibidos como distintos cuando los ya completamente íberos tuvieron contacto con los romanos.
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Sobre los sistemas de escritura ibéricos:

LENGUAS Y ESCRITURAS PRERROMANAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA


Ana M. Vazquez Hoys

UNED

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El complejo mundo social ibérico


En el siglo V a. de C., ya se puede hablar sin duda de lo ibérico y del complejo mundo social que lo constituye. La ciudad ibérica es compleja y es un espacio bien definido con respecto del exterior. La muralla cierra y delimita lo interior frente al campo abierto y desprotegido que queda afuera.


La puerta es un elemento entonces fundamental para conectar los dos espacios. 

Cuando Tito Livio (XXI: 7, 8, 11, 14), mucho después, relatará la toma de Arse-Saguntum en el año 219 a.C. menciona un potente dispositivo defensivo con torres, un camino de ronda y la existencia de una ciudadela fortificada con un doble recinto.  Aunque no dice nada respecto a las puertas de la ciudad, sin embargo, en la ladera sur del cerro se han hallado los restos de una puerta junto a una torre. El hallazgo de dos sillares con huellas de quicialeras en un entorno próximo a las excavaciones no permiten dudar sobre su vinculación con un sistema de cierre.

La puertas son también puestos de guardia y control de las mercancías y de los transeúntes y, desde el punto de vista urbanístico, elementos clave en la articulación y organización del trazado urbano. Se planifican  junto al resto del sistema defensivo, y es significativo que sean estructuras diferenciadas, cuidadas en su construcción y monumentalizadas. 

Algunas pueden ser clasificadas como entradas de recubrimiento, ubicadas entre dos lienzos de muralla que se cruzan, de modo que se configura un pasillo que puede ser más o menos largo que determina un eje de entrada tangente o paralelo a los lienzos de la muralla. 

¿Por qué se hacen necesarias las murallas y las puertas?

Lo que en principio parece diseñarse más como delimitación y vigilancia, se va reorientando hacia la salvaguarda de amenazas que se sienten más cercanas y evidentes. De las tres o cuatro puertas de los poblados, se van tapiando algunas para dejar las entradas imprescindibles. 

Los tapiados son indicativos de la existencia de amenazas de asalto pero, además, los expertos han detectado construcciones que denuncian historias más complejas.

Estructuras construidas sobre derrumbes  parciales de la muralla y derrumbes de las mismas puertas. En algunos casos estas historias acabaron con el abandono del poblado puesto que hay evidencias de incendios en casas, en las puertas y en la muralla, e incluso de muchos objetos como joyas de oro, herramientas, elementos de vestimenta y adornos personales que aparecen diseminados por las calles, o en las entradas de las casas. Se han hallado incluso ocultaciones de plata nunca recuperadas.

Las armas encontradas en las puertas, sobre el suelo o entre los derrumbes, no son ajenas a este final conflictivo: puntas y conteras de lanza,  puntas de flecha de bronce, falcatas, puntas de lanza, mangos de escudo. Todas estas evidencias llevan a pensar en fortificaciones asaltadas en un contexto de conflicto en el que el asedio formal con bloqueo o cerco no se da, pues los ataques se deben más a sorpresas o argucias entre pequeños grupos que a grandes maquinarias de asalto o a ejércitos numerosos. Estamos en el siglo IV a. de C.

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Helena Bonet Rosado Jaime Vives-Ferrándiz Sánchez 
Servicio de Investigación Prehistórica – Museo de Prehistoria de Valencia
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jueves, 8 de septiembre de 2016

¿Vulneró Anibal el Tratado del Ebro sitiando Sagunto?

Sagunto es el detonante o el pretexto, tal vez a su pesar, para el estallido de la Segunda Guerra Púnica. Roma considera el ataque de Anibal a Sagunto como casus belli, un motivo suficiente para iniciar una guerra, pero por qué se produce el ataque de Anibal es algo que no está claro. No lo estuvo para los historiadores antiguos ni  lo está para los de ahora.

Tampoco se sabe con certeza cuándo se habían iniciado las relaciones entre Sagunto y Roma más allá del genérico“muchos años antes de la época de Aníbal” en expresión de Polibio.  


El hecho de que Roma no intervenga durante el sitio de Sagunto  apunta a que el acuerdo entre ambas ciudades no era de carácter jurídico lo que le impedía actuar legítimamente en el conflicto.

¿Qué clase de acuerdo había entre Roma y Sagunto? ¿Qué acuerdos tenían romanos y cartagineses? ¿ Quién vulneró los acuerdos?

En el año 226 a. C. Se firma el Tratado del Ebro, por el que el río Ebro se fija como  la frontera natural y límite de los dos imperios.

Una primera cuestión es la razón de la firma del tratado.

Amilcar es sustituido por su yerno Asdrúbal, conocido más por sus dotes de diplomático que de estratega militar.  En poco tiempo Asdrubal no obstante consigue un gran prestigio en la zona que genera desconfianza en ciudades como Sagunto  que miran a Roma como garantía de protección. Pero Roma en ese tiempo tiene otros frentes abiertos: los galos están dando problemas que requieren toda la atención. Es por ello que resulta verosímil que fueran los romanos los que se dirijan a Asdrubal para fijar una frontera que permita olvidarse por el momento de conflictos entre cartagineses y romanos para que éstos se concentren en el asunto galo.

Resultado de imagen de tratado de ebroAsí planteado el acuerdo, Sagunto queda del lado cartaginés, pero los historiadores romanos siempre contaron que el sitio y ataque a Sagunto por Anibal, hijo de Amilcar, fue una vulneración del tratado. 


¿Debían los cartagineses respetar la independencia de la ciudad de Sagunto, bajo la protección y supervisión de los comisionados romanos, a pesar de estar al sur del Ebro?



Para zanjar este asunto, algunos expertos han optado por  la hipótesis de que el río al que se refiere el tratado no es el Ebro sino algún otro al sur de Sagunto, pero es una suposición un tanto extraña, por lo que parece más lógico explorar otras vías de explicación.

En la Península, aunque sin duda había otros puntos de comercio o emporia frecuentados por griegos en las costas mediterráneas peninsulares, Sagunto debía de ser, además de uno de los más antiguos, uno de los más importantes.

Sagunto, vinculado o dependiente del asentamiento ibérico  Arse, pero separado de éste, estaba ubicado junto al mar, en el actual Grau Vell desde finales del s. VI a.C. con una clara vocación comercial , esto es, de favorecer la llegada y el acceso de aquellos comerciantes que circulaban por las costas mediterráneas de Iberia y que podían hallar en ese punto de intercambio, en ese emporion, las facilidades necesarias para proceder a los intercambios.

Con el tiempo, la situación de Sagunto durante la segunda mitad del s. III a.C. muestra la concurrencia de intereses diversos y, ocasionalmente, opuestos. La presencia directa de Cartago, con deseos de permanencia que se demuestra con la fundación de Cartago Nova, tiende a ejercer un control directo sobre los puntos en los que se producen los intercambios, es decir, los emporios.

Sagunto se ve, pues, inmersa en un mundo de intereses encontrados que, tomando como base los objetivos comerciales, tiende a proyectarse a niveles de control, económico y político. A la tradicional relación del ámbito saguntino con el comercio griego dirigido desde Emporion (Ampurias) y Masalia (Marsella),  y al púnico dirigido desde Ibiza, a los que se va sumando con cierta timidez el comercio itálico, basado en las relaciones amistosas entre Masalia y Roma, se le añade de improviso la presencia cartaginesa. La fundación de Cartago Nova provoca un cambio radical por la introducción de un nuevo componente político, que no podía dejar de introducir desequilibrios importantes en toda la región.

La iniciativa por parte de Roma del Tratado del Ebro en el año 226 a. de C. es una primera señal de cómo ésta intenta coartar el expansionismo cartaginés algo que, en ese momento, Asdrúbal acepta porque, implícitamente, obtiene un reconocimiento de su política, sellado con la fundación de Cartago Nova. Sin embargo, no parece lógico que el tratado se abordara  la situación ni de las comunidades indígenas ni de los emporios situados al sur del Ebro porque ni ello tenía sentido desde un punto de vista jurídico ni Asdrúbal hubiese aceptado entonces las condiciones romanas.


La nueva situación produce una serie de enfrentamientos internos con los círculos dirigentes que serían, al menos en parte, procartagineses.

Roma interviene en esos conflictos internos  con la ejecución de una serie de notables cuya proximidad con Cartago quedaría, así, certificada. Si, al tiempo, el conflicto interno surge también porque se agudizan las tensiones entre grupos oligárquicos y populares es algo que tampoco se puede descartar.

Resultado de imagen de virtus romanaEn ese contexto se produce el asedio de Sagunto por Anibal, que no vulnera el tratado, puesto que Sagunto está al sur del Ebro y no parece verosimil que  el tratado tuviera una clausula especial sobre Sagunto.

Pero, eliminado el peligro galo, Roma ya no ve con buenos ojos el creciente poderío cartaginés en la Península Ibérica y mucho menos que esta peligrosa empresa se llevara a cabo por personalidades como las de los caudillos Bárcidas. Por ello necesitaba un pretexto para intervenir de manera directa en la Península y éste se lo proporcionó Sagunto y su asedio que se justifica después con la añadiendo la clausula o falseando la ubicación de Sagunto con respecto del Ebro, con el fin último de salvaguardar la virtud de Roma.


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Sagunto, el emporion de Arse, punto de fricción entre las políticas de Roma y Cartago en la península Ibérica


Adolfo J. DOMÍNGUEZ MONEDERO Universidad Autónoma de Madrid

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Zακαvθα (Sagunto) y el Tratado del Ebro (226.a.C.)

 El problema de un casus belli. 

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