domingo, 28 de septiembre de 2014

Ocupando el antiguo valle del oso después de la rendición de los sarracenos ante don Jaime

lapothoLa rendición de los sarracenos en la cuaresma de 1238, deja las cosas muy parecidas a como eran antes de la conquista. Que sea una rendición  y no una derrota hace posible el pacto, y sobre todo, lo que da es el derecho a los sarracenos de quedarse en el valle.

En esos primeros momentos lo único que realmente le importa a don Jaime es el control del castillo, y por eso, la misma tarde de la rendición sus hombres se ocupan de comprobar que no hay ninguna guarnición allí arriba, tal como le habían asegurado los ancianos durante la comida. El castillo, le habían dicho, no tiene caid ni hombres de Zayyan que lo guarden. Somos nosotros quienes nos ocupamos de él, y por lo tanto podemos rendirlo.

El castillo de Almenara, que se había rendido hacia poco, sí tenía una guarnición, y por eso habían tenido que pactar la rendición con el consejo de ancianos y con el caid.

De todas formas, a pesar de la palabra de los ancianos del valle, don Jaime no subió en el primer grupo. Solamente cuando comprobaron que no había nadie se reunió con los demás.
Con el castillo en su poder poco más había que organizar allí.

Sin embargo, apenas diez años después, se producen los levantamientos. Primero en el sur del reino, y después aquí en la sierra de Espadán.

Los levantamientos son sofocados, pero la situación ya no es la misma. Hay expulsiones y por lo tanto hay que pensar en cómo se cubren los huecos dejados. Hay que pensar en la repoblación y en que si hay nuevos levantamientos, éstos no afecten a los enclaves estratégicos.

Después del levantamiento, don Jaime y sus hombres convienen en que Valencia no puede quedar desconectada de Tortosa, pero también en que Burriana debe quedar salvaguardada de la sierra de Espadán en el caso de que se produzcan allí problemas.

Para ambas cosas van a servir los nuevos asentamientos que se fundan formando un cinturón protector y cubriendo el territorio entre Almenara y los dominios de las órdenes militares. Así nacen Nules, Villarreal y Castellón.


El valle del oso queda fuera de este esquema y disponible para ser entregado en régimen de señorío para cumplir con algún compromiso adquirido por el rey. 

lo cierto es que don Jaíme había tratado de repartir las tierras conquistadas procurando evitar la concentración en pocas manos. Ya en los primeros años, que se le adelantara don Blasco en la conquista de Morella, le causó gran preocupación. Bien estaba que don Blasco se quedase con Morella, pero ese caso especial no debía servir de ejemplo.

Desde incluso antes de iniciarse la conquista venían los compromisos con el obispo de Tortosa. Los nuevos asentamientos podían de algún modo cubrir esos compromisos. Esepcialmente ilusionado estaba el obispo con la fundación de Nules, que le parecía asegurada el límite sur de la dióceisis. 

Con las órdenes militares del Temple y del Hospital había cumplido dejando bajo su control los territorios fronterizos del  norte del reino conquistado. Pero había otros muchos caballeros que habían estado con él en los momentos más duros y merecían  recompensas.






No hay comentarios:

Publicar un comentario