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las taifas en en el año 1031 |
Los efectos de la desunión no fueron sin embargo inminentes. El nuevo Estado tenía al principio la fuerza de las instituciones emergentes.
Tienen que pasar bastantes años para que la inercia inicial de un poder constituyente se pierda. Cuando esto se produce, eso si, las consecuencias son desgarradoras y los territorios dominados por los árabes en la península se dividen en numerosas taifas que van cambiando de fronteras a la par que cambian las relaciones de fuerzas de los clanes que las dominan.
Tienen que pasar bastantes años para que la inercia inicial de un poder constituyente se pierda. Cuando esto se produce, eso si, las consecuencias son desgarradoras y los territorios dominados por los árabes en la península se dividen en numerosas taifas que van cambiando de fronteras a la par que cambian las relaciones de fuerzas de los clanes que las dominan.
El primer desmembramiento grave del
al-Andalus se produce con la caída del califato de Córdoba en el año 1031.
La nueva situación no es en
absoluto desfavorable para Valencia. Durante el califato se había desplazado el
principal centro de poder desde Toledo hasta Córdoba y Sevilla. Siempre muy lejos de la costa
mediterránea. Con la independencia de la taifa, se configura un territorio que
funciona de forma autónoma y que mejora los sistemas de riego, aumenta los
cultivos y sobre todo establece una relación comercial con los reinos cristianos del
norte. Mientras que dentro del califato el comercio se debía a sus compromisos
hacia el resto del territorio musulmán, ahora Balansiya se siente libre para
establecer sus propias conexiones, que le resultan por cierto más ventajosas,
con los reinos cristianos.
Este estado de cosas tiene no obstante un
punto débil. La taifa no puede reunir por sí sola efectivos suficientes para
disuadir a un posible agresor exterior.
Este no es un problema que afecta solamente
a la taifa valenciana. Es un problema general que se hace evidente para todos los territorios musulmanes cuando los
cristianos conquistan Toledo en el año 1085.
Así las cosas, algunos gobernadores musulmanes no ven más
salida que recurrir a la ayuda de los almorávides del norte de África.
Los gobernadores musulmanes de la taifa
valenciana tienen ahora que tomar la decisión más conveniente, después de
valorar cuál de todas las amenazas que les acechan, es la menos grave.
Por un lado, los almorávides pueden liberarlos de ser conquistados
sin más por un reino cristiano. Por otro, los almorávides pueden tener
la intención de restaurar el emirato o el califato en todo su poder y repetirse
la situación de preponderancia de las ciudades elegidas como sedes.
En el bando cristiano también hacen sus
propios cálculos. Fernando I de Castilla había atacado Valencia, sin éxito, en
el año 1065. Después de esto la taifa de Toledo absorbe a la taifa valenciana.
No había cosa que los castellanos
considerasen más opuesta a sus intereses que la unión de Toledo y Valencia, por
lo que se habían decidido a apoyar la independencia de la taifa valenciana. De hecho,
Alfonso VI, después de conquistar Toledo, sigue apoyando la taifa de Valencia intentado dividir los intereses de
ambas e impedir de ese modo que desde Valencia
se acuda en ayuda de Toledo. Es más,
para quedarse definitivamente con Toledo dan el gobierno de Valencia al antiguo
rey de Toledo que mantienen así desactivado para acometer la recuperación de
esta ciudad.
Para Valencia pues, mantener su posición de
independencia pasa más por seguir los pactos con los cristianos antes que confiar
en una victoria almorávide de consecuencias inciertas.
Pero la partida se jugaba a muchas más bandas. Los castellanos no eran
los únicos cristianos que estaban ganando territorio hacia el sur.
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