Después de vencer a
Viriato, El general Junio Bruto decide recompensar a los soldados veteranos de su ejercito.
En el año138 a . de C., licencia a los legionarios de más de cincuenta años. Elige la desembocadura del río Turia como un lugar suficientemente adecuado para fundar una ciudad de nueva planta y para completar su plan reparte tierras a
los recién licenciados.
A la nueva ciudad se la conoce como Valentia Edetanorum: “la ciudad de los valientes de Edeta”.
En el año
A la nueva ciudad se la conoce como Valentia Edetanorum: “la ciudad de los valientes de Edeta”.
El lugar elegido está en el centro de un
triángulo cuyos vértices son Saguntum,
Saitabi (Játiva) y Edeta (Liria).
La ciudad de Valentia tiene un primer tropiezo serio en los años previos al final de la República.
Durante las guerras civiles entre generales, y con el propósito de conseguir más cuota de poder en Roma,
se libran batallas especialmente violentas en estos lugares.
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Las luchas son encarnizadas
y dejan la ciudad sembrada con los restos de soldados descuartizados por todas
partes.
Después de esto, la ciudad ralentiza su crecimiento durante cincuenta años.
Después de esto, la ciudad ralentiza su crecimiento durante cincuenta años.
A mediados del siglo primero de nuestra
era, Valentia recupera su dinámica de ciudad próspera y comienza la expansión.
Nuevos colonos atraídos por la fertilidad de sus tierras llegan de distintos
lugares del Imperio.
Entre la ciudad y el mar se extiende el
marjal. El terreno ofrece grandes
posibilidades para el cultivo y se acometen las grandes obras de desecación. Se
construyen los primeros canales y acequias y se parcela también toda el área circundante.
Como es natural, se construyen villas en el
campo de Valentia y tal es el éxito de los cultivos, que las villas compiten en
lujo con las de Pompeya o la misma Roma.
La fortuna en la agricultura va unida a la
posibilidad de hacer otras obras públicas, no sólo con fines prácticos sino también con propósitos suntuarios y de entretenimiento.
Se construye un nuevo foro y también un
circo, y más importante; se construye un puerto fluvial y se lleva el agua
desde el curso alto del río Turia hasta la ciudad. Esta última obra hace posible el regadío de una zona mucho más extensa.
Pero la crisis general del imperio del
siglo III, afecta también a Valentia. La ciudad en vez de crecer, disminuye
y se abandonan algunas infraestructuras.
Unas por falta de demanda y otras por falta de conservación.
Son tiempos propicios para grandes cambios en la forma de ver el
mundo y una época favorable para recibir ideas nuevas que aporten nuevas esperanzas
a los que ven derrumbarse las cosas que creían inmutables.
Los legionarios son hombres que han
recorrido medio mundo. Algunos de ellos son atraídos por un nuevo
culto: el cristianismo.
A comienzos del siglo IV se va formando una
comunidad cristiana en la ciudad. La comunidad se hace fuerte con el recuerdo
del santo Vicente, un legionario, martirizado en el año 304.
La iglesia católica será precisamente la única
que estará en condiciones de asumir las riendas de la ciudad cuando los ataques
de los bárbaros rompan los vínculos con la administración imperial a principios
del siglo V. En menos cien años la iglesia había pasado de ser perseguida a ser
el culto oficial del imperio.
En el año 380, Teodosio, emperador de
origen hispano, convierte el culto cristiano en el único del Imperio. La
iglesia católica está en condiciones de
constituir el principal elemento de cohesión cultural de un Imperio que se está
desmembrando.
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